Decía Bertold Brech que "quien ignora la verdad es un iluso pero quien conociéndola la llama mentira es un delincuente", y ninguno de los sesenta firmantes de ese mendaz y rastrero manifiesto contra Cuba es un iluso.
Cierto es que algunos de los firmantes nunca tuvieron vergüenza y que otros hace años que la pusieron en venta para que el mercado los recompensara con estatuillas, micrófonos y primeras páginas, pero no son ilusos.
En otras circunstancias a algunos de los que se han prestado a semejante bajeza hasta podría caberles la disculpa por adhesión tan miserable, pero no en estos tiempos; no cuando el mundo cruje por todas las sangrantes costuras que el depredador capitalismo y su criminal ambición provoca en todas partes; no cuando en las fosas comunes en Colombia se desentierran hasta dos mil cadáveres impunes; no cuando en Honduras su golpista y fraudulento gobierno vive asesinando opositores todos los días; no cuando México ha terminado por transformarse en un infierno en el que ya ni la común e histórica miseria tiene derecho a un titular de prensa; no cuando Haití yace postrada no por terremotos naturales sino por los sismos que impone el capital; no cuando las transnacionales europeas y estadounidenses acuden al festín del tercer mundo, esquilmando sus mares, vaciando sus recursos, arrebatándole sus profesionales; no cuando el mundo se desangra y su ruina amenaza con no tener retorno; no cuando los firmantes ignoran la tortura en su patria, los centenares de presos políticos, los medios de comunicación cerrados, el atropello y la impune represión; no cuando proponen que Cuba se convierta en otra absurda farsa, en otra colonia tutelada, en otra mierda más, que no otra cosa es lo que pretenden.
Y ninguna importancia tiene recordarles a esos sesenta delincuentes, porque no lo ignoran, qué ha conseguido Cuba en apenas medio siglo y, no obstante, el bloqueo, el terrorismo, las presiones, las calumnias y las patéticas plataformas como la que pretenden levantar contra el único país en el mundo en el que nacer no es una quimera.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR
No hay comentarios:
Publicar un comentario