miércoles, 3 de marzo de 2010

Orlando Zapata: un delincuente convertido en mártir por los estrategas de la guerra contra Cuba


La propaganda es el brazo ejecutor del gobierno invisible”Egdar Bernay

A los cinco cubanos que siguen presos en EEUU gracias al silencio de los medios
El 23 de febrero fallecía el preso cubano Orlando Zapata tras 88 días en huelga de hambre Los grandes medios de comunicación internacionales, sirviéndose de su control casi absoluto de la información, han llevado a cabo una gigantesca campaña de culpabilización del gobierno cubano, ocultando elementos informativos muy relevantes.
En primer lugar, el motivo de su huelga de hambre: conseguir lo que los medios han calificado como “mejoras carcelarias”, en realidad privilegios sobre el resto de reclusos, como tener televisor, cocina y teléfono en su celda, algo impensable en cualquier centro penitenciario del mundo.
En segundo lugar, su perfil personal. Frente al personaje fabricado por los medios -un humilde albañil y pacífico preso de conciencia- Orlando Zapata fue un violento delincuente común procesado, entre 1993 y 2002, por delitos como violación de domicilio, estafa y por las graves lesiones a un ciudadano tras un ataque con machete.
En 2003 fue condenado a 3 años de cárcel, pero esta sentencia se amplió a 24 años por diversos cargos de agresión violenta a funcionarios de prisión.
Al contrario de lo afirmado por los medios, Zapata no formaba parte del grupo de 75 personas detenidas en La Habana en marzo de 2003 por sus vinculaciones con el gobierno de EEUU. De hecho, este gobierno no incluyó su nombre en la lista de supuestos “prisioneros políticos” presentada a la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
Es en prisión donde fue captado por Oswaldo Payá y Marta Beatriz Roque, representantes de la contrarrevolución cubana más fiel a Washington. Su familia comienzó entonces a recibir ingresos económicos de organizaciones de la mafia de Miami, como la Fundación Nacional Cubano Americana, financiada por el gobierno estadounidense y responsable de la muerte de numerosos civiles por acciones terroristas en Cuba.
Su personalidad era perfecta para convertirse en mártir de la causa, por lo que la llamada “disidencia” ligada a Washington le impulsó a llevar a cabo esta huelga de hambre de peticiones imposibles, que comienzó el 18 de diciembre de 2009.
Aunque se negó en todo momento a recibir asistencia médica, fue tratado y atendido contra su voluntad en varios hospitales del país, el último el mejor centro sanitario de la Isla, el Hospital Hermanos Almejeiras. Un año antes, en marzo del 2009, había sido operado de un tumor cerebral.
Las mentiras aparecidas en los medios son incontables, pero es particularmente escandalosa la versión de que falleció por la negativa a entregarle agua durante 18 días por parte del director de la prisión.
Una neumonía que afectó a sus dos pulmones fue el causante final de su muerte, el pasado 23 de febrero de 2010.
De esta manera, la autodenominada “disidencia” cubana, despreciada y arrinconada por la inmensa mayoría del pueblo de Cuba dado su carácter mercenario, ha conseguido una complicidad mediática y diplomática sin precedentes y un mártir sobre el que pivotar su estrategia de supervivencia. Pero la realidad de Cuba es bien distinta a la que los medios internacionales proyectan de Cuba, y pronto pondrá a todos en su merecido lugar. Queda ahora en manos de la población de Europa, de EEUU, de América Latina y de tantos lugares del mundo, poner en el lugar que merecen a los propietarios de los medios de comunicación y a los mercenarios de la mentira y el terrorismo mediático.

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